Impacto económico del conflicto comercial entre Colombia y EE. UU.
El presidente Petro prohibió el aterrizaje en Colombia de vuelos con personas deportadas
desde Estados Unidos. En respuesta, el presidente Trump anunció medidas de represalia
que incluyen un arancel de emergencia del 25% para las importaciones desde Colombia,
incrementándose al 50% en la próxima semana, además de restricciones de visa a
funcionarios colombianos, inspecciones aduaneras reforzadas y sanciones financieras bajo
la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA). En represalia, el
presidente Petro decretó un arancel del 25 % sobre productos importados desde Estados
Unidos, intensificando el conflicto comercial.
Estados Unidos representa el 29.1% de las exportaciones colombianas, alcanzando USD
13,106 millones entre enero y noviembre de 2024. En total, las exportaciones de Colombia
sumaron USD 45,076 millones en el mismo período, de las cuales el 47.55% (USD 21,426
millones) corresponden a productos minero-energéticos. Las exportaciones no mineroenergéticas totalizan USD 23,650 millones, destacándose los sectores agropecuarios y
manufacturas, entre los que los productos más exportados son café (6.84 %, USD 3,084
millones), flores (4.76 %, USD 2,147 millones) y banano (2.25 %, USD 1,017 millones.
Las Mipymes tienen una fuerte participación dentro del total de empresas exportadoras
en el país. Estas empresas representan el 86.3% de las exportadoras (7,670 de un total de
8,880), aportando USD 5,896 millones, el 14.43 % del total exportado. El aumento de
aranceles por parte de ambos países afectaría gravemente a las Mipymes, que concentran
su actividad exportadora en bienes no minero-energéticos. La reducción de competitividad
en el mercado estadounidense disminuiría sus ingresos, limitando su capacidad para
invertir, innovar y generar empleo. Simultáneamente, los aranceles sobre productos
importados desde Estados Unidos, que representan el 25% de las importaciones totales de
Colombia, encarecerían bienes esenciales como petróleo refinado, automóviles y
maquinaria, presionando al alza los costos de producción.
Esta combinación de reducción en exportaciones y encarecimiento de importaciones
generaría una menor entrada de divisas, depreciando el peso colombiano, el cual podría
alcanzar niveles similares los de noviembre del 2022 de COP 5,000, y encareciendo aún más
los bienes importados. Esto impulsaría la inflación, después de un gran esfuerzo por su
desaceleración, que afectaría tanto a las empresas como a los consumidores. Para contener
estos efectos, el Banco de la República podría aumentar las tasas de interés, lo que
dificultaría aún más el acceso a crédito para las Mipymes. Este ciclo tendría un impacto
generalizado en la economía, debilitando el comercio exterior, incrementando el desempleo
y ralentizando el crecimiento económico.
Para contrarrestar los efectos negativos de estas medidas, las Mipymes colombianas
podrían diversificar mercados, explorando opciones en regiones como Europa, Asia y
América Latina. Sin embargo, esta transición conlleva costos significativos en investigación,
adecuación de productos y cumplimiento de normativas internacionales, además de ser un
proceso que requiere tiempo, lo que puede generar presión financiera en el corto plazo. Por
ello, es crucial que estas empresas busquen alianzas estratégicas con instituciones como
ProColombia o cámaras de comercio, que puedan ofrecerles asesoría y subsidios para
facilitar esta expansión. El reforzar sus capacidades digitales también sería clave para
explorar el comercio electrónico, un canal que puede reducir costos logísticos y abrir nuevas
oportunidades comerciales.
Al mismo tiempo, las Mipymes deben trabajar en optimizar sus operaciones para afrontar
el encarecimiento de insumos importados. Esto podría incluir identificar proveedores
locales, lo que, aunque implica inversiones iniciales, podría disminuir su vulnerabilidad ante
fluctuaciones en el tipo de cambio. Adicionalmente, monitorear las tendencias del mercado
y las políticas comerciales será vital para tomar decisiones estratégicas oportunas. El
acceder a programas de financiamiento gubernamental con condiciones preferenciales
también ayudaría a amortiguar los costos de esta reestructuración, brindándoles un margen
para adaptarse a un entorno comercial cada vez más complejo. Si bien el camino es
desafiante, estas acciones pueden ser determinantes para evitar mayores impactos y
construir una base más sólida para el futuro.
En conclusión, el conflicto comercial entre Colombia y Estados Unidos plantea una
amenaza grave para las Mipymes, comprometiendo su competitividad, ingresos y capacidad
de crecimiento en el corto plazo. Los costos asociados a reorganizar su estrategia y
adaptarse a las nuevas condiciones comerciales podrían ser un obstáculo significativo,
especialmente para las empresas con recursos limitados. Sin embargo, con un enfoque
adecuado, apoyo técnico y financiero, y esfuerzos por diversificar mercados y optimizar
operaciones, las Mipymes tienen la posibilidad de no solo resistir el impacto, sino también
construir un camino hacia una mayor resiliencia y competitividad en el futuro. Aunque el
desafío es considerable, hay espacio para transformar esta crisis en una oportunidad de
fortalecimiento a largo plazo.
Fecha: Enero 26, 2025
Por: Kendell A. Piñeros Haiek, CEO de KPH Consultores SAS
Bibliografía:: Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT), Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), La República, ProColombia.